(Hch 18, 9-18 / Sal 46 / Jn 16, 20-23)

Dios siempre está con nosotros, aún en los momentos en los que más pudiera costarnos entender su cercanía, sobre todo en los momentos de dificultad. El mundo podrá alegrarse mientras los que busquemos la fidelidad a Dios nos sintamos tristes, pero no debemos perder de vista que nuestra tristeza se convertirá en alegría.

Si estás pasando un momento difícil, reconoce dirigidas para ti las palabras del Señor: “Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría” y pídele que venga e ilumina nuestras dificultades.

¿A qué le prestamos mayor atención: al amor que Dios nos tiene o a la opinión que los demás tienen de nosotros? Pablo, al igual que todos los grandes santos, siempre se mantuvo abierto a reconocer las novedades que el Espíritu Santo suscitara tanto para su vida como para su misión ¿te aferras a cosas por miedo o sigues abierto a lo que Dios quiera pedirte?

Padre ayúdanos a reconocer que necesitamos de tu presencia y cercanía en nuestras vidas, que no le prestemos tanta atención a cuestiones secundarias y antes de reaccionar sepamos preguntarnos qué nos estarás pidiendo y confiar. Danos tu amor y gracia para vivir gozando que la novedad que das es más grande que cualquier miedo.

(P. JLSS)