(Tob 11, 5-17 / Sal 145 / Mc 12, 35-37)
Tras celebrar la solemnidad de Cuerpo y la Sangre de Cristo, la palabra nos invita a reconocer la grandeza del Señor, es muy importante reconocer su grandeza para lograr reconocer, también, la grandeza de su misericordia.
Jesús en su enseñanza invita a no reducir al Mesías solamente a un descendiente de David (según la sangre, esto no basta para reconocer su naturaleza), sino que, apelando a la escritura, les quiere conducir por su interrogante a reconocer la trascendencia y divinidad del Mesías.
Reconozcamos que la misericordia de Dios supera nuestra razón, “El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo”. Como a Tobit, a su tiempo el Señor nos dará su ayuda y la respuesta que necesitamos en estos momentos.
¿Estás dispuesto(a) a recibir la ayuda de Dios aunque las formas no sean conforme a tus criterios? Tobit no sólo encontró la curación de Dios, recibió además a su nuera y las bendiciones que con ella llegaban. Padre bueno, tú nos has manifestado la grandeza de tu amor en Jesucristo y con el Espíritu Santo, haznos dóciles para estar atentos y aceptar siempre tu misericordia y tu amor.
(P. JLSS)
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