(Ex 12, 1-8. 11-14 / Sal 115 / 1Cor 11, 23-26 / Jn 13, 1-15)

Sin el amor, cualquier interpretación que se quiera realizar sobre nuestra redención quedará muy limitada, el amor debe ser la clave interpretativa de todo esto, porque el amor consiste en que Dios nos ha amado primero y nos envió a su Hijo como propiciaron de nuestros pecados (cf. 1Jn 4, 10; Cf. Jn 3, 16-17).

Incluso el evangelista fue cuidadoso y, como introducción al anuncio de la pasión del Señor, dice que: “sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo…” todo lo que sigue a continuación entonces una manifestación del amor hasta el extremo.

Tres cosas suceden en esta cena, el Señor instituye la Eucaristía (y el sacerdocio), da el mandamiento nuevo de «amarnos los unos a los otros, como él nos ha amado…», si bien es cierto Juan no menciona la institución de la Eucaristía, esto es porque ya dedico todo el capitulo 6 de su evangelio para hablar de este tema. San Pablo por su parte nos enseña “cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva”.

Después de cenar el Señor se va al Getsemaní a orar. Como Iglesia tenemos la tradición de adorar su presencia eucarística gran parte de la noche, después de la conmemoración de la ultima cena, hagamos de este momento algo muy intimo, esa noche el Señor se une con todas las personas que sufren y les cuesta comprender la voluntad de Dios y nos enseña que aun cuando esto suceda, nunca debemos ir en contra de su voluntad.

(P. JLSS)