SÁBADO – SEMANA XXI DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(1Tes 4, 9-11 / Sal 97 / Mt 25, 14-30)

En este breve fragmento de la carta de san Pablo a los tesalonicenses hemos escuchado su exhortación al amor fraterno, a no satisfacerse nunca del amor que ya se da sino a que «lo practiquen cada día mas y a procurar vivir en paz unos con otro, ocupándose cada cual de sus asuntos».

Estas palabras de san Pablo se fundamentan en las mismas palabras del Señor: “Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros, como yo los he amado…” de allí que de acuerdo al reconocimiento que hagamos del amor de Dios manifestado en el Señor será nuestra capacidad para compartir el mismo con los demás.

Quisiera utilizar la parábola que escuchamos para hablar del primer don que Dios nos ha dejado a cuidar, el don de su amor en plenitud, don que debemos cuidar e invertir de manera adecuada sin desperdiciarlo. No nos debemos frenarnos haciendo comparaciones porque Dios nos ha dado todo el amor que necesitamos y más, debemos hacer que crezca.

A veces nos desgastamos en actividades que son mero activismo y nos olvidamos de lo principal que es que «el amor consiste en esto: no en que amemos a Dios sino en que él nos amo primero» (cf. 1Jn 4,10), no vaya ser que por negligencia se cumplan en nosotros las palabras del Evangelio: “Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.”

(P. JLSS)

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