(Dt 6, 4-13 / Sal 17 / Mt 17, 14-20)

El pueblo de Israel hasta el día de hoy repite la plegaria del «Shemá Israel»: “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas…” como una manera de agradecimiento/reconocimiento de la acción de Dios en medio de ellos ¿qué oración haces tú para agradecer lo que Dios ha hecho en tu vida?

Nos podrían ayudar para lograrlo textos bíblicos como el que escuchamos en la aclamación: “Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.” Hay que procurar que sea la Palabra nuestra principal fuente donde busquemos la fuerza que nos impulse a perseverar y purificar nuestra fe.

Valdría la pena que nos preguntáramos si la llamada de atención que Jesús hace hoy a sus discípulos nos la podría hacer a nosotros, ante la incapacidad de curar al hijo de un hombre que se les acerco, nos dice el evangelio que “entonces Jesús exclamó: ¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla?”, ¿cuando se presenta algo difícil recurres a Dios? ¿Actúas como una persona con fe?

Espíritu Santo fortalece nuestra fe, haznos más dóciles a la acción de la Gracia y al amor de Dios para vivir intentando corresponder con mayor intensidad a este don inefable. Hagamos un momento de silencio, pongámonos en presencia de nuestro Padre y dejemos que las palabras del salmo guíen nuestra oración: “Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo.”

(P. JLSS)