(Jer 11, 18-20 / Sal 7 / Jn 7, 40-53)
Quien confía en Dios debe estar más atento a su voz que a los demás, porque quien presta demasiada atención a los demás y quiere soluciones inmediatas corre el riesgo de echar a perder el aprendizaje que podría obtener de las experiencias negativas que la vida tiene.
En las lecturas de este día escuchamos por un lado, quien aguarda pacientemente tarde o temprano reconocerá lo que el Señor ha obrado en sus vidas “El Señor me instruyó y yo comprendí; él me explicó lo que hacían… decían: ‘Talemos el árbol en su pleno vigor, arranquémoslo de la tierra de los vivos y que su nombre no se pronuncie más’”.
Por otro lado en el evangelio escuchamos el riesgo que corren aquellos que no prestan atención suficiente a sus palabras, llegan a ser llamados embaucados, aquellos que siguen a Jesús «chusma maldita» e incluso niegan al Señor por su origen… “Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto.”
Padre Santo fortalece nuestra esperanza para ser capaces de depositar toda nuestra atención en tu poder y el cuidado que tienes de nosotros, que no nos dejemos engañar por lo que no comprendamos y vivamos confiados porque tú siempre estás de nuestro lado. Que nos esforcemos por vivir de acuerdo con esta verdad.
(P. JLSS)
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