(Gn 8, 6-13. 20-22 / Sal 115 / Mc 8, 22-26)

Tras la narración del diluvio y nuestra meditación sobre el bautismo del día de ayer. Hoy hay que hacer nuestra oración las palabras de la aclamación: “Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento.”

¿Que movimientos genera en tu interior la esperanza? ¿Te impulsa? Cada uno de nosotros sabremos cuál sería nuestra respuesta en estos momentos de nuestra vida, por ello hay que pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine para experimentar cómo nuestras las palabras del salmo: «¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» para vivir la fe desde la gratitud no la mera obligación.

¿Qué tan parecidos somos al ciego del Evangelio? Jesús tiene que orar dos veces en sobre él para curarle; debemos pensar cuántas veces le habremos pedido algo al Señor desde la desconfianza, entreguémosle todas nuestras dudas y pidámosle que aumente nuestra fe.

Padre te pedimos que aumentes en nosotros la fe, que nos esforcemos diariamente por acercarnos más a ti, que seamos capaces de reconocer tu acción en nuestras vidas para no dejarnos confundir con aquello que no comprendamos, tú tienes el poder de hacer que nos recuperaremos de todo lo que pueda estarnos confundiendo. Actúa libremente en nosotros.

(P. JLSS)