MIÉRCOLES – SEMANA III DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(2Sm 7, 5-17 / Sal 88 / Mc 4, 1-20)

Tener presente el momento exacto en el que tuvimos nuestro encuentro personal con el Señor nos será muy provechoso para no andar exagerando nuestros juicios y prejuicios hacia los demás y hacia nosotros mismos. Muchas veces esto es lo que más limita la acción de Dios.

Todos nosotros hemos escuchado la Palabra de Dios, con mayor o menor intensidad, hay que reflexionar la «tierra» que le estamos ofreciendo a esta «semilla» que es su palabra y la disposición a que dé fruto ¿somos como la vereda? ¿Somos tierra pedregosa? ¿Espinosa? ¿Tierra buena?

Para estar disponibles a la acción de la Palabra de Dios no podemos olvidarnos de su misericordia, así como el mismo lo hizo con David al enviar al profeta Natán a recordar todo lo que ya había hecho por Él: «Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel…”

No olvidemos lo que Dios ha obrado en nuestras vidas, sus acciones son mucho más admirables que aquello que hoy pudiera estar robándonos la paz, aprestémosle más atención a su obra y que ella inspire nuestras acciones. No caigamos en el error de creer que por nuestras obras es que conseguiremos su acción, o como dijera san Juan «En esto consiste el amor, no en que nosotros amemos a Dios sino en que Él nos amó primero» (1Jn 4, 10).

(P. JLSS)

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