(Jr 18, 18-20 / Sal 30 / Mt 20, 17-28)

Poner atención en las palabras de Jesús más que en otras voces, es el llamado que se nos ha venido haciendo de una u otra manera desde el domingo, por ello es importante que revisemos si existen situaciones que nos estén haciendo desconfiar de la palabra de Dios.

Jesucristo se nos presentó como la luz del mundo y nos aseguró que quien lo sigue tendrá la luz de la vida, por ello cuando se nos venga alguna duda debemos preguntarnos qué es aquello por lo que nos estamos dejando “iluminar” ¿A qué le estás permitiendo encandilarte?

En la primera lectura, escuchamos cómo Jeremías en medio de la persecución acude a Dios, no le permite a la desesperación o a las dificultades que le dominen, antes de ello acude a Dios: “Señor, atiéndeme. Oye lo que dicen mis adversarios. ¿Acaso se paga bien con mal? Porque ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda cómo he insistido ante ti, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu cólera”.

Padre, ponemos en tus manos todo aquello que tú sabes nos está limitando con el miedo, la tristeza o la incertidumbre, lo cedemos a la fuerza de tu gracia para que su lugar sea ocupado por tu amor. Danos la serenidad de tu presencia, eso nos basta.

(P. JLSS)