(Is 50, 4-9 / Sal 68 / Mt 26, 14-25)

Ayer escuchamos a los discípulos inseguros frente a la posibilidad de ser ellos quienes entregarían a Jesús y nos dejábamos interpelar por la misma cuestión ¿sería capaz de traicionarle en el momento de la prueba?, hoy la palabra nos presenta otra interrogante: en los momentos difíciles ¿Jesucristo tiene el mismo valor para ti?

Seguramente, cuando Judas Iscariote comenzó a seguir a Jesús, le consideró algo muy valioso, admirable, su Maestro, sin embargo, cuando se cerró a Dios y permitió que el miedo le invadiera por completo, aceptó que le dieran 30 monedas de plata (cantidad que según Ex 21, 32 se le debía pagar al dueño de un esclavo que hubiera sido inutilizado… de admirable Jesús pasó a ser desechable para Judas.

Ya en su ultima cena, Jesús manifiesta la traición que recibiría y ni así Judas se arrepintió… Cada Semana Santa, el Señor nos confronta con su amor para hacernos reconocer aquello que debemos cambiar para ser mejores y verdaderamente libres, preparemos nuestro corazón para que sea invadido y transformado.

Padre, que tu espíritu nos dé la humildad para estar abiertos a la celebración de la Pascua; que este jueves reconozcamos la caridad y el deseo del señor de que estemos bien; el viernes, todo aquellos que es capaz de hacer por nosotros y el sábado en la noche en la vigilia pascual permitamos que su fuerza nos invada y rompa en nosotros toda duda, tristeza o miedo con la gloria del Resucitado.

(P. JLSS)