(Is 25, 6-10 / Sal 22 / Mt 15, 29-37)
Cuando uno se esta preparando para la llegada del Señor debe estar al pendiente de no dejarse desanimar tan fácilmente, hay que tener presente frases del Evangelio en la que se nota que la preocupación del Señor por nosotros, es hasta en los más mínimos detalles, hoy escuchamos que decía: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino”
Cuantos de nosotros no hemos vivido en alguna ocasión algo semejante, cuando llegamos a casa o nos vamos, el interés porque nos vayamos alimentados por nuestros familiares… si el Señor quiere venir a nosotros, no es sólo para llenar nuestras necesidades sino para darnos vida en abundancia (Cf. Jn 10, 10).
¿Qué situaciones o preocupaciones debemos dejar de lado o restarles atención para poder recibir al Señor abiertamente? Esperamos la llegada de alguien que sabemos que es bueno y que tiene el poder para liberarnos de todo lo que nos esclaviza, no hay porque temer. “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.”
Señor, enséñanos a no buscar tanto comprender tu voluntad, si antes no nos estamos esforzando por aceptar tu gracia, tu bondad y amor. En navidad debemos reconocer cumplidas la profecía de Isaías: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae, porque la mano del Señor reposará en este monte.” Para ello haznos capaces de buscar siempre los cómos antes que los porqués.
(P. JLSS)
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