(Rom 1, 16-25 / Sal 18 / Lc 11, 37-41)

“La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones del corazón…” ¿sigues permitiendo que la palabra de Dios impacte tu vida o simplemente la escuchas? Necesitamos escuchar la palabra con la firme convicción de que es un mensaje dirigido especialmente a nosotros.

Debemos procurar que nuestra vivencia de la fe se fundamente en aquello que el amor y la gracia de Dios nos lleve a aceptar o cambiar, de nada sirve seguir patrones de comportamientos (por más piadosos que sean) si nos cerramos a la acción de la gracia y a procurar el bien del prójimo.

Para lograrlo no hay que olvidar que “en el Evangelio se nos revela que Dios trabaja con su actividad salvadora en nosotros por medio de la fe, de principio a fin, como dice la Escritura: El justo vivirá por medio de la fe.” Hay que esforzarnos más por creer que por el mero hacer, y comenzaremos a hacer más…

Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe para que nuestra vida de fe y todas nuestras actividades diarias sean impulsadas por su acción y no por el mero «deber ser». “Tu gracia, Señor, inspire nuestras obras, las sostenga y acompañe; para que todo nuestro trabajo brote de ti, como de su fuente, y tienda a ti, como a su fin.”

(P. JLSS)