(Gal 1, 13-24 / Sal 138 / Lc 10, 38-52)

Quien cree en Jesucristo se ha encontrado con él, le ha aceptado y ha conocido wl amor que Dios le tiene, se debe identificar con las palabras del salmo: “Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares…” sólo le resta descubrir qué significan en estos momentos para nosotros estas palabras.

San Pablo, tras su encuentro con el Señor, hizo de su pasado un lugar al cual ya no quería ni deseaba regresar y así vivió toda su vida enamorado de Dios, gozando de lo que era tras su encuentro con el Señor y no sufriendo por su pasado. Su pasado ayudaba a muchos a creer, él mismo cuenta de varias comunidades que decían “«El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir», y glorificaban a Dios por mi causa.”

Quizás nuestros esfuerzos por manifestar nuestra fe, se han convertido en un «hacer por hacer», en un mero activismo y necesitamos poner mayor atención en su palabra y mensaje. Pablo no quería manifestar externamente su fe mediante prácticas piadosas, su actividad fue evangelizadora, buscaba que los demás también vivieran la misma experiencia liberadora que él.

Padre bueno te pedimos que envíes tu Espíritu Santo a nuestros corazones para ser capaces de reconocer que lo más importante en nuestras vidas es contar con Jesucristo, con él a nuestro lado jamás tropezaremos. “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará…”

(P. JLSS)