(Hb 12, 1-4 / Sal 21 / Mc 5, 21-43)
Ante las dificultades y el cansancio que válidamente muchos podríamos estar experimentando, el autor de la carta a los Hebreos nos alienta a no desanimarnos, a recordar a todos aquellos que nos han dado testimonio de su fe. “Rodeados, como estamos, por la multitud de antepasados nuestros, que dieron prueba de su fe, dejemos todo lo que nos estorba…”
¿Qué es aquello que más te está estorbando para vivir tu vida de fe? Pongámoslo en manos del Señor, “librémonos del pecado que nos ata, para correr con perseverancia la carrera que tenemos por delante, fija la mirada en Jesús, autor y consumador de nuestra fe. El, en vista del gozo que se le proponía, aceptó la cruz, sin temer su ignominia, y por eso está sentado a la derecha del trono de Dios.” Sigamos su ejemplo.
Aprendamos de Jairo que perseveró en la fe, le pide al Señor por la curación de su hija y aún cuando el Señor se detiene en la curación de la mujer hemorroisa, Jairo espera. Cuando todos le dicen que su hija ha muerto, él le creer más a Jesús que a las demás voces y es testigo de cómo el Señor «despierta» a su hija.
Al igual que Jairo, nosotros también queremos ser testigos de tu poder Señor. Danos la fe necesaria atender más tus palabras que otras voces que llegan a nosotros, líbranos de nuestros temores. Fortalece nuestra esperanza. Que no haya nada que pueda apartarnos de ti.
(P. JLSS)
0 Comments