(Hb 6, 10-20 / Sal 110 / Mc 2, 23-28)
“Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento…” que esta sea hoy nuestra petición a Dios, pedirle a Dios que nos ayude a reconocernos sus hijos y a él como nuestra meta.
Nuestra fe se fundamenta en este acto de generosidad de Dios que ha decidido amarnos primero (1Jn 4, 19), por ello debemos reconocer que Él «no es injusto para olvidar nuestro trabajos realizados y el amor que demostramos al servir a nuestros hermanos en la fe», todo el amor nos lo tomará en cuenta.
Cuando escuchamos frases como la de Evangelio: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado” debemos recordar que ninguna práctica de piedad puede atentar contra nuestra naturaleza ni nuestro bienestar personal.
No tratemos de “ganarnos” a Dios con pura práctica externa, disfrutemos más bien del amor de Dios y procuremos vivir conforme a ello. Padre Santo, ayúdanos a abandonarnos a tu amor y que el Espíritu Santo nos ayude a disfrutar la serenidad de tu paternidad amorosa. Que tu amor y gracia nos basten.
(P. JLSS)
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