(Hch 4, 32-37 / Sal 92 / Jn 3, 7-15)
Quienes creemos en Jesucristo reconocemos que Dios es misericordioso, nos ama infinitamente y pone todos los medios para que alcancemos la salvación, porque Él quiere que todos nosotros nos salvemos y lleguemos al conocimiento de la verdad (Cf. 1Tim 2, 4), de nosotros dependerá si aceptamos o no este don.
En la Cruz del Señor está el remedio que nos ha dado Dios contra toda «picadura de la serpiente» (pecado), a esto se refiere el Señor cuando dice a Nicodemo: “Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna…”, haciendo referencia a un pasaje del Libro de los Números 21, 4-9.
Jesús ha pagado en la Cruz todos nuestros pecados, ha manifestado lo valiosos que somos para Dios ¿cuánto vales para Dios? ¡La vida de su hijo! Eso es lo que ha querido pagar por nosotros, reconozcamos el valor que se nos ha dado y no nos dejemos devaluar por nada.
Alegrémonos por la libertad que se nos ha conseguido, aceptemos el don de Dios y dejemos que su gracia nos transforme y que el amor que nos ha demostrado en la cruz nos impulse a vivir de acuerdo a lo valiosos que somos. (Cf. Rm 3, 24-26) No echemos su gracia en saco roto (Cf. 2Cor 6, 1)
(P. JLSS)
0 Comments