(Hch 2, 36-41 / Sal 32 / Jn 20, 11-18)

Escuchar la predicación de San Pedro nos puede ayudar a abrirnos a la misericordia divina con mayor libertad, lo primero que afirma en este breve fragmento es que Jesús a quien prefirieron crucificar antes que adherirse a su mensaje, fue constituido Señor y mesías, aceptar esto trae la salvación.

Después continúa Pedro, hablando de la universalidad del mensaje: “Porque las promesas de Dios valen para ustedes y para sus hijos y también para todos los paganos que el Señor, Dios nuestro, quiera llamar, aunque estén lejos.” Nuevamente se nos presenta la necesidad de que aceptemos este don o lo rechacemos, Dios ya ha hecho su parte, nos quiere cerca de Él.

Cada uno de nosotros somos llamados a estar a su lado de una manera singular, no habla nunca en plural, su llamado aunque universal, nos la hará llegar de manera particular, tal como le pasó a María, quien sabe la manera exacta en la que se lo dijo, lo que sí sabemos es que ella inmediatamente pudo reconocer que era el Señor quien le llamaba.

Padre bueno, creemos en la Resurrección del Señor, sabemos que allí encontramos una prueba de tu poder, sin embargo, te pedimos que nos des la capacidad de estar atentos para que reconozcamos tu presencia siempre que tú te acerques a nuestra vida para no dejar que nada nos haga vivir creyéndonos lejos de ti. Gracias por ofrecernos tu amor. ¿Aceptamos este don?

(P. JLSS)