(Zac 8, 1-8 / Sal 101 / Lc 9, 46-50)
Ayer comenzábamos nuestra reflexión diciendo que «quien tiene demasiado tiempo para mirar lo ajeno seguramente es porque ha dejado de mirar hacia el interior; y quien deja de mirar hacia su interior dejará de reconocer aquello que debe cambiar y, lo más triste, puede llegar a olvidar el amor y la gracia con la que cuenta.
Quien pone su atención más en el amor de Dios que en sus limitaciones y pecados difícilmente perderá la esperanza ya que tendrá presente que Dios siente por él un «amor ardiente y celoso, un amor celoso que le arrebata» por nosotros. Eso no debemos olvidarlo.
El Señor en el Evangelio nos manda a estar atento para reconocer su llegada en las más débiles, en los pequeños, en los sencillos, allí debemos buscarle… el más pequeño para quien cree en Jesús, es el más grande. Por ello nos manda que contemplemos la vida teniendo en cuenta: «el que no está contra nosotros, está en favor nuestro”.
Padre te pedimos que por fuerza del Espíritu Santo nos des la certeza de tu amor y protección, nos libres de todo celo o distractor que nos haga vivir como amenazados, cuando sabemos que a quien esta contigo nada le falta. Quita de nosotros todo sentimiento absurdo de persecución, para ser libres nos has liberado.
(P. JLSS)
0 Comments