(Nn 11, 4-15 / Sal 80 / Mt 14, 13-21)

Ayer domingo reflexionábamos acerca de lo que es la providencia, no es sólo satisfacer necesidades materiales sino que se trata de dar al otro aquello que realmente le hace falta, eso supera en mucho lo meramente material. El problema es que a lo material le hemos venido dando demasiada importancia, hay quienes confían más en ello que en Dios.

En la primera lectura, escuchamos la actitud que puede manifestarse en quienes perseveran en el camino del Señor (independientemente del tiempo que lleven) cuando ponen demasiada atención en lo secundario: unos, poniendo su atención en lo material, añoran los tiempos de esclavitud en Egipto como «mejores tiempos»; otros, como Moisés, pueden caer en el desánimo por prestar atención en la desesperanza de su al rededor.

Este día se nos invita a volver nuestra mirada a Dios, a volvernos a centrar en Él y en lo que nos ofrece; a no vivir como desamparados, ni desesperanzados, a saber contemplar su acción en nuestras vidas y los diversos medios por los cuales Él sigue actuando en medio de nosotros.

Pidámosle a nuestro Padre Celestial saber recurrir siempre a Él antes que permitir cualquier desánimo, estar atentos a los medios por los cuales se nos acerca y que por impulso del Espíritu Santo construyamos el bien común con nuestros actos, respondiendo a su mandato: «denles ustedes de comer».

(P. JLSS)