(Ex 32, 7-14 / Sal 105 / Jn 5, 31-37)
¿Crees que Jesucristo es el Hijo amado del Padre? ¿Escuchas sus palabras? El Señor mismo lo dijo: “El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado.”
Jesús prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Cf. Mt 28, 20) debemos evitar que cualquier cosa atente contra esta verdad, no hay que dejarnos distraer por nada porque nos podemos corromper como el pueblo de Moisés que ante lo incomprensible vuelven a viejos ídolos.
El salmo nos dice: “Se olvidaron del Dios que los salvó, y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del Mar Rojo, sus prodigios.” ¿qué situación de tu vida está haciendo que te olvides de Dios? ¿Lo tienes claro? Hagamos una pausa y pidámosle a Dios que nos quite esa ceguera.
Volteemos a ver al crucificado y reconozcamos en él el testimonio del amor del Padre en todas sus palabras y acciones. El mismo Señor dijo: “las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.” ¿Le creemos o no a su testimonio?
(P. JLSS)
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