(Is 26, 1-6 / Sal 117 / Mt 7, 21. 24-27)

“Confíen siempre en el Señor, porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre…” con esta invitación del profeta Isaías sería bueno comenzar nuestra reflexión de este día, dejar que estas palabras que ya se han cumplido en Jesucristo nos impulsen en los momentos de dificultad.

Jesucristo ha querido manifestarnos su cercanía, aceptémosla, «Busquemos al Señor mientras lo podemos encontrar, invoquémosle él está cerca de nosotros» ¿existe algo por lo que no le estés permitiendo al Señor involucrarse totalmente en tu vida? ¿Tienes claro porqué no se lo permites?

Recordemos las palabras de Jesús, no todo el que le diga ¡Señor, Señor! Entrará en el reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad del Padre que está en los cielos. Con Dios no se puede quedar bien por apariencias sino sólo confiando en Él y viviendo conforme a su amor en nuestras vidas, «creyendo en el que Él ha enviado» (cf. Jn 6, 29).

Espíritu Santo, graba en nuestros corazones las palabras del Salmo: “te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Más vale refugiarse en el Señor, que poner en los hombres la confianza; más vale refugiarse en el Señor, que buscar con los fuertes una alianza”, para no permitir que nada inquiete nuestra esperanza.

(P. JLSS)