DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Ex 22, 20-26 / Sal 17 / 1Tes 1, 5-10 / Mt 22, 34-40)

La semana pasada nos preguntábamos cómo podríamos iluminar el mundo con la luz del Evangelio reflejada en nuestras vidas y decíamos que para lograrlo debíamos “Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”… para no dejar esta interrogante en algo meramente externo hoy nos acercaremos a Jesús para preguntarle sobre el mandamiento más grande.

El interés por conocer el mandamiento más importante de la ley de este fariseo, quienes eran amantes del cumplimiento de la ley, no surgía del deseo de corresponder más al amor de Dios, sino solamente por cumplirle, que no es lo mismo. Y Jesús le responde con dos, no solamente uno, el amor a Dios y al prójimo, aseverando: “En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas.”

Si buscamos «cumplir a Dios» debemos dejarnos amar por Él y amarlo por el mismo y en el otro; porque si uno dice amar a Dios debe amar también a sus demás hijos y posesiones (Cf. 1Jn 5, 1) nuestros prójimo. Quien ama no es injusto ni busca perjudicar al otro.

La comunidad de Tesalónica fue ejemplo para todos no por cumplir una serie de preceptos sino por vivir el amor de Dios y reflejarlo, San Pablo se los reconoce: “Ustedes, por su parte, se hicieron imitadores nuestros y del Señor, pues en medio de muchas tribulaciones y con la alegría que da el Espíritu Santo, han aceptado la palabra de Dios en tal forma, que han llegado a ser ejemplo para todos los creyentes”, que no busquemos cumplir preceptos sino vivir conforme al amor que hemos recibido y, quizá sin darnos cuenta, comenzaremos a cumplirlos.

(P. JLSS)

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