DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(Sab 2, 12. 17-20 / Sal 53 / Sant 3, 16 – 4, 3 / Mc 9, 30-37)

“El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado…” es muy interesante este ejemplo del Señor, quien es su discípulo siempre debe estar dispuesto a buscar la unidad y la paz.

Quien conoce a Jesús y tiene una idea clara de quién es él, su manera de actuar y de vivir deben manifestar esa confianza en él, sus temores deben ser menos, su manera de interpretar la realidad debe ser desde el amor. Quienes no confían en Dios van a ser como los personajes de la primera lectura envidiando al otro sólo por ser bueno y hasta quererlo destruir.

¿A qué le estamos permitiendo que ilumine nuestra mente? ¿Al Espíritu Santo o a otras cosas? Donde este nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón… quien deja que la ambición y la envidia le invadan se perderá, “Pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios son puros, ante todo. Además, son amantes de la paz, comprensivos, dóciles, están llenos de misericordia y buenos frutos, son imparciales y sinceros.”

Si conoces a Jesús debes generar paz, si no es así, valdría la pena analizar si sí le estamos permitiendo ser en nosotros, no nos engañemos, cada árbol se conoce por sus frutos. Espíritu Santo penetra nuestros corazones y llénalos con tu amor para dar testimonio con nuestra vida de que creemos en ti y sabemos que estando a tu lado ninguna cruz nos puede vencer.

(P. JLSS)

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