(Ex 16, 2-4. 12-15 / Sal 78 / Ef 6, 17-20. 24 / Jn 6, 24-35)
El Domingo pasado comenzamos con este capítulo del Evangelio de San Juan en el que se nos va a presentar el discurso del pan de vida, tras el milagro de la multiplicación de los panes, Jesús busca que sus discípulos le sigamos por quien es él y no le busquemos solo para satisfacer necesidades materiales.
¿Qué te hace querer buscar a Jesús en estos momentos de tu vida? ¿Estás buscando solamente la satisfacción de una necesidad particular o si buscas un encuentro con él que le de plenitud a tu vida? Al igual que a quienes le seguían, Jesús pudiera decirnos a ti y a mí, “No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre…”
A quien no deja que el amor de Dios le transforme se le nota de una manera muy clara, es aferrado en sus criterios y modos, no está dispuesto a cambiar. Pablo exhorta a los Efesios a que se les note la gracia: “Dejen que el Espíritu renueve su mente y revístanse del nuevo yo, creado a imagen de Dios, en la justicia y en la santidad de la verdad.”
En Cristo encontraremos el camino al Padre, la Verdad a todas nuestras interrogantes y dudas, la vida en abundancia. Eso es más que a un milagrero, le debemos seguir por ser quien es, el gran «signo» del amor de Dios por nosotros. ¿Buscas hacer la voluntad de Dios? Escucha a Jesús: “La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien Él ha enviado…” ¿como está tu fe en la persona de Jesucristo?
(P. JLSS)
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