(Is 50, 4-7 / Sal 21 / Flp 2, 6-11 / Mt 26, 14 – 27, 66)

Tras escuchar el relato de la pasión del Señor, podemos entender con mayor profundidad las palabras del Profeta Isaías: “El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia ni me he echado para atrás… el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado…”

Nuestro Señor Jesucristo por el amor que nos tiene “se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre.” Su exaltación va muy ligada a su obediencia ¿que tan dócil eres a la voluntad de Dios?

Con el misterio que hoy celebramos de la entrada de Jesús en Jerusalén comenzamos la Semana Santa, donde conmemoraremos el misterio de nuestra redención es decir la entrega del Señor por nuestra liberación, se trata de reconocer la grandeza de este magnífico don y abandonarnos al impulso del Amor.

Iniciemos esta semana con firme determinación de encontrarnos con el amor de nuestro Padre Celestial, abrámonos al Espíritu Santo que nos ha conseguido nuestro Señor Jesucristo para así vivir la libertad que da la gracia de Dios y no presos de los prejuicios que generan nuestras culpas. Para ser libres fuimos liberados.

(P. JLSS)