(1Cor 3, 18-23 / Sal 32 / Lc 5, 1-11)
Si sabemos que contamos con Dios y que Dios nos capacita para lograr aquello que nos pide, lo lógico sería que acudiéramos primero a él cuando se nos presentaran las dificultades, pero muchas veces no sucede así. Cuando el cansancio se presenta ¿a dónde acudes? ¿Buscas al Señor?
La invitación que Jesús hace a Pedro en el Evangelio nos la sigue haciendo también a cada uno de nosotros, «llevar nuestras redes mar adentro para pescar», siempre se puede más porque él siempre nos da más. Solo necesitamos seguir ser dóciles a él y a su palabra.
Pedro reconoce la dificultad del envío, su cansancio y el esfuerzo que ha realizado. Sin embargo, su confianza es mayor, “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra echaré las redes” y al abandonarse a su acción se logra el milagro.
Dejemos nuestros criterios de lado y confiemos más en la providencia, Dios quiere nuestro bien, no nos dejemos engañar “Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que los sabios caigan en la trampa de su propia astucia.” Nosotros le pertenecemos a Dios.
(P. JLSS)
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