(Am 2, 6-10. 13-16 / Sal 49 / Mc 8, 18-22)
Pecado, para quien cree en Cristo no es una transgresión de una norma o ley, pecado es «ἁμαρτία», no dar al blanco, no ir allá donde la gracia del Señor nos impulsa a ir ¿tu manera de vivir refleja el amor que dices haber recibido de Dios? “Hagámosle caso al Señor, que nos dice: «No endurezcan su corazón»”…
El profeta Amós le reprocha al pueblo su pecado, el haberse olvidado de donde los había sacado Dios y comportarse en forma injusta con los demás, podríamos decir que el error en el que cayeron fue creérsela, y ya no dejar actuar a Dios por esta supuesta autosuficiencia.
¿Cuándo fue la última vez que le agradeciste a Dios por su providencia y su amor? Si queremos corresponder al amor, primero debemos reconocerlo, el mismo salmo dice:“Quien las gracias me da, ése me honra, y yo salvaré al que cumple mi voluntad.” Para reconocer cuál es la voluntad de Dios hay que dejarse amar más.
Pidámosle al Padre celestial que cree en nosotros un corazón agradecido, sediento de Él, no por mera necesidad sino movidos por el inmenso amor que nos ha manifestado, que nuestro seguimiento se base en quien es Él y no sólo en cosas que queramos conseguir. No vaya ser que dejemos de perseverar solo por sentir que no nos conviene, como los personajes del Evangelio. Ser fieles al Señor nunca será un error.
(P. JLSS)
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