(Ap 21, 9-14 / Sal 145 / Jn 1, 45-51)

Cuando uno lee las listas de los nombres de los doce apóstoles en los Evangelios sinópticos (Mt 10, 1-4; Mc 3, 14-19; Lc 6, 13-16), encontrará que en el listado Bartolomé aparece siempre después de Felipe; pero en el Evangelio de Juan se habla de Felipe y Natanael, por lo que muchos autores creen que Bartolomé es en realidad un patronímico Bar (hijo) Ptolomai (Ptolomeo).

Sea cual fuera el nombre de este apóstol lo que si se nos aclara es que las murallas de la Jerusalén celestial descansan “sobre doce cimientos, en los que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero”, para cuidar nuestra pertenencia a la Iglesia no podemos separarnos de los apóstoles ni de sus sucesores legítimos.

Natanael, nos dice el Evangelio de San Juan, dudaba un poco de que Jesús fuera aquel de quien hablaba la ley los profetas porque venia de Nazaret, sin embargo eso no le importó más cuando se dio cuenta que Jesús le conocía, este hombre que esperaba la llegada del Señor fue capaz de reconocerle cuando lo tuvo cerca. ¿Que tanta disponibilidad tienes para aceptar la llegada del Señor a tu vida?

A ti y a mi el Señor nos conoce completamente, nos quiere a su lado porque nos ama y desea que aceptemos su gracia porque sabe lo que nos conviene, por ello no se ha cansado de manifestarnos este inmenso amor de muchas maneras, aceptémoslo. Espíritu Santo concédenos la capacidad para reconocer la cercanía de nuestro Señor y tú, apóstol Bartolomé, intercede por nosotros para que seamos capaces de aceptar la generosidad de aquel que nos llama a su lado por pura misericordia.

(P. JLSS)