(Hch 13, 23-26 / Sal 2 / Jn 14, 1-6)
Dios siempre cumple sus promesas… ese es el mensaje que San Pablo da a los asistentes de la sinagoga de Antioquia de Pisidia, “Nosotros les damos la buena nueva de que la promesa hecha a nuestros padres nos la ha cumplido Dios a nosotros, los hijos, resucitando a Jesús, como está escrito en el salmo segundo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.”
¿Existe algo en tu vida en estos momentos que te esté haciendo dudar de esto? ¿Ya lo pusiste en manos de Dios realmente? Es muy importante cuidar que nuestra confianza en Dios sea real, no sólo de dientes para fuera. Si creemos en Dios se nos debe notar que en la manera cómo afrontamos nuestra vida.
Por eso, teniendo claridad en cuál es nuestra mayor preocupación y/o necesidad, reconozcamos como dirigidas a nosotros las palabras del Señor: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí”. En aquel momento se lo decía a sus discípulos teniendo en cuenta su muerte inminente, hoy nos la dice a ti y a mi que sabemos que él venció a la muerte.
Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por Él. Confiemos en Dios, pidámosle al Espíritu Santo que fortalezca nuestra esperanza para andar por donde él nos indique, buscar en él la claridad para nuestras incertidumbres y no limitar su influjo en nuestro ser para experimentar lo que es tener vida, vida en abundancia.
(P. JLSS)
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