(Jr 20, 10-13 / Sal 17 / Jn 10, 31-42)
Las lecturas de este día nos llevan a cuestionarnos acerca de nuestra confianza en Dios ¿la forma en que reaccionamos ante los acontecimientos de la vida manifiestan confianza o desconfianza? ¿Hay algo en estos momentos de tu vida que te esté quitando la paz?
Que bello sería si ante las dificultades, inmediatamente se vinieran a nosotros las palabras del salmo: “Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo.” Porque contamos con Dios y ya nos ha demostrado muchas veces su amor y cercanía.
¿Tienes presente la cruz del Señor y todo lo que implica? Porque ese ejemplo debe de venirse a nuestras mentes, siempre que quiera aparecer la duda, o como dijera el Señor: “si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre”.
Padre, creemos que estás con nosotros pero muchas son las preocupaciones que nos inquietan por ello hoy acudimos a ti pidiendo tu protección, genera en nosotros la misma seguridad que tenía el profeta Jeremías y ante las preocupaciones decir con plena seguridad: “pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.“
(P. JLSS)
0 Comments