(Gn 2, 4-9. 15-17 / Sal 103 / Mc 7, 14-23)
«En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal…» (cf. CCE 1776, GS 16) nos dice el catecismo de la Iglesia Católica, todos hemos experimentado esto, cuando hacemos algo que no está bien, lo sabemos.
Por ello, creo que m las lecturas de este día nos llevan a cuestionarnos qué tanto correspondemos al amor de Dios y qué tanto procuramos ser en verdad buenos. El libro del Génesis nos presentó la única invitación que Dios le hace a Adán es la que desobedece.
Jesús, por su parte, en el evangelio nos invita a sus discípulos a reconocer que contamos con el amor y la gracia de Dios para vencer toda tentación, a ser responsables y no responsabilizar a otro de lo que nosotros hacemos. “Lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre.”
Padre Santo ilumina nuestras mentes para poder prestar mayor atención a tu auxilio y presencia en nuestras vidas. Que pongamos en ti nuestra seguridad para no andar acudiendo a placebos que sólo nos limitan. Renueva nuestro corazón para amar únicamente aquello que nos conviene.
(P. JLSS)
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