Fiesta de San Andrés, Apóstol
(Rom 10, 9-18 / Sal 18 / Mt 4, 18-22)

Ayer pedíamos en nuestra oración caminar a la luz del Señor… hoy, celebramos a un apóstol, San Andrés, hermano de Simón (Pedro) y discípulo de Juan Bautista. En el Evangelio de san Juan podemos leer cómo, cuando el bautista señala quién es el Cordero de Dios, se interesa profundamente y comienza a seguirle. (Cf. Jn 1, 29. 35-40)

En el tiempo de Adviento, debemos procurar que el Señor renueve nuestro interior para estar dispuestos a encontrarnos con Él, ya sea porque alguien nos lo anuncie o porque pudimos percibirle en lo cotidiano de nuestra vida. ¿Estás dispuesto(a) para recibir al Señor? ¿Le facilitas o no el encuentro contigo?

San Andrés, también, nos enseña a poner las cosas en las manos del Señor para que él obre el milagro (Cf. Jn 6, 8-9), en la multiplicación de los panes es quien le lleva al Señor al muchacho con los cinco panes de cebada y dos pececillos… deja que el Señor se acerque a tu vida, deja que el transforme lo que tu puedes creer poca cosa para él es suficiente para alimentar multitudes.

Podámosle, por intercesión de san Andrés, que nos conceda estar atentos para cuando él llegue a nuestras vidas, estar dispuestos a seguirle inmediatamente y que nos conceda la confianza de poner todo a su disposición para que él obre el milagro. Confiados en que “ninguno que crea en él quedará defraudado, porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, espléndido con todos los que lo invocan, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por él.”

(P. JLSS)