(Miq 5, 1-4 / Sal 12 / Mt 1, 1-16. 18-23)

Nueve meses después de la celebración de la Inmaculada Concepción de María celebramos la fiesta de su nacimiento, al igual que se festeja la vida de toda persona, hoy se nos invita a celebrar el nacimiento de la Virgen María, nuestra madre. ¿Qué tanta gratitud brota en ti por María?

De ella nos habla el profeta Miqueas cuando dice: “el Señor abandonará a Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios.” Con su sí aceptó ser el medio por el cual Christo se encarnó.

Al igual que a José, a ti y a mi Dios nos pide aceptar a María “porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo…” ella nos puede obtener gracias de su Hijo con su intercesión como hizo en Caná (Cf. Jn 2, 1-12), ella siempre está atenta de lo que necesitamos, hasta que dejemos que interceda ¿Quién rechaza la ayuda de alguien que tiene cerca? Sólo quien no le conoce.

En un momento de silencio pidamos a Dios por la mayor necesidad que estemos viviendo en estos momentos, pidámosle a nuestra madre que interceda por nosotros. En ella se cumple también las palabras de Isaías “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.” Si dejamos que se acerque ella nos ayudará a reconocer a Dios con nosotros.

(P. JLSS)