(Ez 16, 59-63 / Is 12 / Mt 19, 3-12)

“El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación…” esta es una frase que todos deberíamos tener bien grabada en nuestras mentes, al pensar en Jesucristo, «la señal en la frente» que todos tenemos.

Pensar en el Señor ¿qué tanta seguridad te da? ¿te impulsa en los momentos de dificultad? Él está con nosotros como lo prometió debemos confiar en ello «Recir la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.» 

Dios es fiel a nosotros, no por quien seamos sino por quien es Él, no porque lo merezcan nuestras obras sino porque así lo ha querido, como escuchamos en la primera lectura: “Yo mismo haré una alianza eterna contigo y sabrás que yo soy el Señor, para que tengas presente tu pasado, te avergüences y no vuelvas a abrir la boca para presumir, cuando yo te perdone todo lo que hiciste…”

Aceptemos el misterio del amor de Dios y correspondamos al mismo, dejemos que su amor ablande la dureza que pueda haber aún en nuestros corazones, transforme nuestros pensamientos y así andar por la vida con la seguridad de ser amados evitando todo egoísmo y todo lo que pudiera limitar su acción en nuestro interior.

(P. JLSS)