(Jos 24, 1-13 / Sal 135 / Mt 19, 3-12)

¿Qué tan agradecidos somos con Dios por todo lo que ha hecho por nosotros? La invitación del Salmo era clara, “Demos gracias al Señor, porque él es bueno. Al Dios de los dioses demos gracias; demos gracias al Señor de los señores.” ¿reconoces su bondad en tu vida?

Vivimos en tiempos donde el reconocimiento de la providencia de Dios es cada vez más escaso, pero los reproches por lo que “no hace o cumplo” es mucho mayor, en la primera lectura Dios le hace al pueblo un recorrido por todo lo que ha hecho por él para que valoren: “les he dado una tierra que no han cultivado; unas ciudades que no han construido y en las que, sin embargo, habitan; les he dado viñedos y olivares que no habían plantado y de los que ahora se alimentan”

Hemos llegado al extremo, inclusive, de no reconocer ni la ayuda que tenemos a nuestro al rededor, en el Evangelio escuchamos como le preguntan a Jesús acerca de la indisolubilidad del matrimonio sólo «para ponerle a prueba», lo que nos lleva a reconocer también que muchos matrimonios se salvaran si se agradeciera más y se reconociera todo lo que el otro hace.

“Recibamos la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.” (Cf. 1Tes 2, 13) Jesús nos ha enseñado lo que es el amor, se ama o no se ama, punto. Siguiendo su ejemplo, no tiremos la toalla en aquello que nos comprometimos por amor, antes bien reconozcamos si lo que nos falta es valorar más, reconocer el amor y perseverar hasta el final. Aún con una cruz a cuestas.

(P. JLSS)