(Gn 11, 1-9 / Sal 32 / Mc 8, 34-9, 1)
“¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?” Con estas palabras el Señor quiere invitarnos a nosotros, sus discípulos, a preocuparnos por lo realmente importante estar bien con Dios, con nosotros mismos y con nuestros hermanos.
Cuando uno aleja a Dios de sus planes, se comenzará a descuidar y descuidará también a sus hermanos. Esta es la razón por la que cada vez se manifiesta mayor egoísmo en nuestro entorno, se nos ha olvidado que Dios nos ha querido manifestar su cercanía en Jesús y quiere que le consideremos nuestro amigo.
Babel, podríamos decir que es todo lo contrario a Pentecostés, en aquel relato se nos narra como el hombre por egoísmo termina dividido, el día de la venida del Espíritu Santo todos hablaban la misma lengua, a pesar de que eran de diferentes partes todos se entendían. (Cf. Hch 2, 7-11) ¿Por que te dejas mover tú? ¿Por el Espíritu Santo o por el egoísmo? Por nuestros frutos nos conocerán… (Mt 7, 16; Lc 6, 43-44).
“Frustra el Señor los planes de los pueblos y hace que se malogren sus designios. Los proyectos del Señor duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos.” Padre Santo te pedimos que nos des la fortaleza de perseverar en nuestra fe, que nunca permitamos que el miedo nos paralice, fortalece nuestra fe, todos esta en tus manos.
(P. JLSS)
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