(Hch 9, 1-20 / Sal 116 / Jn 6, 52-59)

Las exigencias que el discipulado trae consigo las podemos encontrar claramente en la Palabra que hemos compartido este día, concretamente en el relato de la vocación de San Pablo: es una persona que busca la verdad, cuando la encuentra le obedece, renuncia a todo lo viejo y se abre a la novedad.

También encontramos lo que se exige a quien tiene una fe madura, a Ananías, por ejemplo, se le pide ir hacia quien parece ser una amenaza, recibirle en la comunidad Cristiana y aceptar la voluntad de Dios aún cuando ésta rebase su lógica. ¿Qué tanta disposición tienes para escuchar a Dios?

Si te preguntas qué necesitas para lograr lo anterior, la respuesta es muy sencilla, volver a Jesús. ¿Hace cuanto no comulgas? Me ha llamado la atención el alboroto que en estos últimos días se ha hecho por quienes desean obtener las vacunas y me pregunto porqué no hay alboroto por recibir el Pan de Vida Eterna.

Padre amoroso, te pedimos que nos des hambre del Pan bajado del cielo, muchos andan temerosos por la vida ignorando que en ti está el remedio a todos nuestros males, que seamos obedientes a tus palabras: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el últimodía.” para no andar queriéndonos llenar de cualquier cosa. Para ser buenos discípulos, primero debemos volver a ti.

(P. JLSS)