(Hb 8, 6-13 / Sal 84 / Mc 3, 13-19)

Siempre que escucho la lista de los apóstoles en lugar de perder mi tiempo queriendo comprender porqué el Señor eligió a Judas, me permito impresionar por ese hecho, porque al igual que Judas le traicionó, quizá cualquiera de nosotros pudiera hacerlo en las mismas circunstancias ¿no es cierto?

Dice la carta a los Hebreos que en la Nueva Alianza todos tendremos clara la magnitud del amor de Dios, “Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: «Conoce al Señor», porque todos me van a conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone sus culpas y olvide para siempre sus pecados”. Todos nosotros conocemos el amor que Dios nos tiene ¿le somos fieles al mismo?

Quien se deja impresionar más por las dificultades que por el amor de Dios, puede llegar a poner mayor valor a cualquier cosa y esto no es una exageración, quizás a nosotros no nos den monedas de plata, pero muchas veces hemos preferido aferrarnos a «algo en particular» antes que a Dios, a Judas el miedo le llevo a preferir más el dinero que Jesús, en ti ¿cuáles crees que serían tus monedas de plata?

Padre amoroso, te pedimos que nos concedas la fortaleza para perseverar a tu lado libres de toda atadura o miedo, te pedimos que por acción del Espíritu Santo nos ilumines para no dejar que nada nos distraiga, que por ningún miedo busquemos refugio en otras cosas. Tu eres Señor nuestro refugio y en ti tenemos nuestra esperanza. ¿Qué podrá hacernos temblar?

(P. JLSS)