(Hch 4, 1-12 / Sal 117 / Jn 21, 1-14)
Nuestra fe en Cristo implica la certeza de que de Él habla el salmo: “La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente…” por ello hoy sería muy bueno que nos preguntarnos si en los momentos de dificultad si nos apoyamos en Él.
Pedro y Juan tras la curación del lisiado de nacimiento, fueron increpados por varios jefes del pueblo, ancianos y escribas, sin embargo, ellos no lo permitieron podría tenían bien claro con quien contaban, lo puede corroborar el testimonio dado por Pedro: “este hombre ha quedado sano en el nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos”.
En el Evangelio, por su parte, se nos narra la tercer aparición de Jesús a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos, en ella se les manifiesta de una manera muy familiar, vuelve a multiplicar los panes, les recibe con comida lista para almorzar con ellos. ¿Eres capaz de reconocer cercanía y familiaridad con la que el señor te quiere tratar?
Pidámosle a nuestro Señor, que por la gracia de su espíritu acreciente nuestra confianza en su presencia y compañía, que logremos estar atentos a los pequeños signos por medio de los cuales quiere hacernos percibir su presencia en nuestras vidas. Quien a Dios tiene, nada le falta.
(P. JLSS)
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