(Is 49, 1-6 / Sal 138 / Hch 13, 22-26 / Lc 1, 57-67. 80)
Zacarías en el nacimiento de su hijo Juan recobra la voz que había perdido por dudar de la acción de Dios (Cf. Lc 1, 20), lo qué pasó es que puso más atención en las sus limitaciones que en el amor y la omnipotencia de Dios, cuando recobra la voz proclama el «Benedictus».
Este cántico lo podemos encontrar a partir del versículo 67 al 79 y está dividido por dos grandes temas: el comienzo de la obra de redención y la aceptación de que su hijo sería el precursor del mesías; “Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos”.
Juan tuvo la vocación de ser el precursor, a ti y a mi se nos pide ser testigos ¿estamos cumpliendo con nuestra misión? No queramos correr, el primer llamado que Dios nos hace es a la vida ¿valoramos y respetamos este magnífico don? “Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas”.
Quien no reconoce la grandeza de formar parte de la creación de Dios, difícilmente comprenderá la incomparable grandeza de la redención. Procuremos ser más humanos para ser cada vez más cristianos. ¿Que te pide Dios en estos momentos? Pídele claridad. Y procuremos estropear lo menos posible la obra de Dios… Juan cumplió con su misión ¿nosotros lo estaremos haciendo?
(P. JLSS)
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