(Miq 2, 1-5 / Sal 9 / Mt 12, 14-21)

Quien se ha reconciliado con alguien sabe lo bella que es esta experiencia y se nota, al escuchar que: “Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación.” Debemos preguntarnos qué tanto se nos nota estar reconciliados en nuestras vidas y en nuestro trato a los demás.

Solo quien reconoce la misericordia de Dios en su vida va a ser capaz de reconocerla en los demás, Independientemente de sus prejuicios, porque ha experimentado que el amor de Dios supera todo razonamiento humano, Él no nos da lo que queremos merecer, sino lo que sabe que necesitamos.

Por ello el profeta Miqueas le reclama al pueblo sus injusticias, podríamos decir que les reclama que no se les nota que cuentan con Dios, que Dios ha obrado en medio de ellos ¿se nos nota que conocemos a Dios y que Él ha actuado con nosotros? ¿Qué tan dóciles somos a su amor y a su gracia?

Padre Santo nos ponemos en tus manos, no permitas que nos dejemos distraer por las dificultades, danos la capacidad de recurrir siempre a ti en busca de descanso y serenidad, que no nos dejemos engañar por nada. Quien te tiene a ti todo lo puede, porque nada puede alejarnos del amor con que nos amas (cf Rm 8, 31-39), solo aquello a lo que nosotros se lo permitamos.

(P. JLSS)