(Ez 18, 1-10. 13. 39-32 / Sal 50 / Mt 19, 13-15)

Escuchar las palabras del profeta Ezequiel: “¿Por qué andan repitiendo este refrán en Israel: ‘los padres fueron los que comieron uvas verdes y son los hijos a quienes se les destemplan los dientes’?” Debe hacer que recordemos que nuestra salvación depende de cómo vivamos en relación con Dios, qué tanto nos comprometemos a vivir conforme a su amor.

Muchas veces nos dejamos entretener más por las limitaciones y cualidades de los demás que por la gracia y el amor que Dios nos ofrece a cada uno de nosotros. El poner atención en los demás puede llevarnos a un conformismo espiritual, que con ideas como “no soy tan bueno” o “no soy tan malo” justifican una falta de crecimiento.

Sigamos la invitación que Dios nos hace “Arrepiéntanse de todas las infidelidades que han cometido, estrenen un corazón nuevo y un espíritu nuevo y así no morirán, pues yo no quiero que nadie muera, dice el Señor Dios. Arrepiéntanse y vivirán”. Él nos ofrece todo lo que necesitamos para salir adelante, nosotros debemos reconocer que le necesitamos y aceptar lo que nos ofrece.

Pidamos a Dios que nos ayude para que nuestro mayor interés sea nuestra cercanía con él con la sencillez de los niños, sin comparaciones, simplemente con apertura para que su gracia nos transforme. “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.”

(P. JLSS)