(Jos 24, 14-29 / Sal 15 / Mt 19, 13-35)
Cada que escucho la frase del Señor: “Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos…” me cuestiono si mi manera de pensar ya es muy “lógica” de adulto o “confiada” como la de los niños.
El niño siempre irá a donde sabe que encontrar amor, protección y seguridad, no se deja limitar por los “cómos” ni los “porqués”, se dirige hacia donde sabe que puede encontrar aquello que necesita. Cuando un niño se asusta, basta que reconozca los brazos abiertos de su papá o mamá (o de quién haga esta función en su vida) y él se dejará ir hacia allá sin pensarlo.
Josué, en la primera lectura, después de haber hecho que el pueblo reconociera que todo lo que Dios había hecho por ellos, hoy les pregunta si quieren volver a los ídolos o servir a Dios. Así como ellos, cada uno de nosotros, podríamos preguntarnos hoy si después de haber conocido al Señor y haber reconocido el amor que Dios nos tiene ¿le preferimos servir a Él o a quién?
Padre tenemos fe en ti y te amamos, pero muchas veces permitimos que el miedo o las dificultades nos hagan temer y asustarnos, te pedimos que por fuerza del Espíritu Santo nos hagas que podamos reconocerte al pendiente de nosotros, para que en lugar de buscar refugios donde meternos, acudamos a ti como niños, porque sólo en ti está el amor, la protección y el cuidado que necesitamos.
(P. JLSS)
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