(Hb 11, 1-7 / Sal 144 / Mc 9, 2-13)

¿Te acercas con Dios confiando en su poder o por mera costumbre? Escuchamos en la carta a los hebreos que “…quien se acerca a Dios debe creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan…” ¿qué tanto piensas en la vida eterna que se nos ofrece?

Se vienen a mi mente frases como “Jesús es el Señor”, “Rey de reyes”, “Señor de señores”, etc., y me pregunto si en los momentos difíciles seguimos permaneciendo firmes en esas confesiones, porque para lograr perseverar en la fe debemos estar convencidos de que el Señor tiene autoridad y la última palabra sobre todo.

Es fácil en los momentos de alegría y euforia confesar la fe, como los apóstoles en la Transfiguración exclamaron «que a gusto estamos aquí», pero uno no razona con libertad ni en la euforia ni en la tristeza, en el Evangelio se nos dice que Pedro “en realidad no sabía lo que decía, porque estaban asustados”.

Por ello, hoy acerquémonos al Padre y pidámosles que por medio de su espíritu nos conceda la serenidad, para afrontar nuestra realidad desde la aceptación y no desde la desesperación, que nos dé la paciencia para saber aguardar que toda tormenta pase, así como a los discípulos el Señor tras la transfiguración: “les mandó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.”

(P. JLSS)