(Tb 12, 1. 5-15. 20 / Tb 13 / Mc 12, 38-44)

¿Cómo está tu confianza en el Señor? Toda esta semana se nos ha venido invitando a reforzarla, a reconocer nuestra necesidad de acrecentarla y no olvidar las palabras del salmo: “Si se convierten a él con todo el corazón y toda el alma y proceden rectamente en su presencia, volverán a gozar de su mirada y nunca más les volverá la espalda.”

La historia de Tobit nos ha mostrado el camino de la perseverancia y las dificultades que en este camino se pueden encontrar. Hoy encontramos las recomendaciones que Dios por medio del arcángel Rafael va a dar, el primero es: «Bendecir a Dios y glorificarlo delante de todos los vivientes por los beneficios que les ha hecho… Proclamar dignamente las obras del Señor y no ser negligentes en reconocerlas.» ¿lo hacemos?

La segunda recomendación fue: “Es buena la oración con el ayuno, y la limosna con la justicia. Es mejor tener poco viviendo con rectitud, que tener mucho haciendo el mal.” La confianza en Dios se puede comprobar haciendo una balanza con nuestra confianza en el dinero ¿es mayor tu preocupación por lo material que por lo espiritual?

Pongamos nuestra confianza en Dios, atrevámonos a ser como la viejita de la que habla el Evangelio quien prefirió confiar en el Señor antes de en cualquier otra cosa. Concédenos Padre una fe madura capaz de reconocerte como nuestra mayor riqueza y esforzarnos por no perderte jamás.

(P. JLSS)