Los discípulos –como auténticos “misioneros”– han de consagrarse con una entrega total al «Reino de Dios», anunciándolo lo mismo con sus palabras que con sus obras. En este su discurso misionero Jesús les exige que vayan “ligeros de equipaje”, despojados de inútiles estorbos y dispuestos a vivir la gratuidad. Han de comportarse, además, como entusiastas portadores de paz, movidos por una genuina hospitalidad fraterna. Sólo así, y bajo estas condiciones, podrán sentirse libres de anunciar el alegre mensaje de salvación que, sin ningún mérito, se les ha confiado.
REFLEXIÓN MIÉRCOLES XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
Diocesis de Mexicali
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