MIÉRCOLES – SEMANA XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Diocesis de Mexicali https://diocesisdemexicali.org


(1Cor 3, 1-9 / Sal 32 / Lc 4, 38-44)

Siempre me ha llamado la atención la comunidad de corinto y cómo sus problemas comunitarios siguen sucediendo aun en muchas de nuestras comunidades, que en lugar de centrar la atención en Jesucristo que es quien convoca, «en quien vivimos, nos movemos y existimos» (Cf. Hch 17, 28) se pone en cualquier otra cosa, servidor, ministro, etc…

Cuando este tipo de cosas suceden hay que tener cuidado porque se esta comenzando a confiar más en los hombres que en Dios, puede parecer exagerado, pero es un riesgo que se corre. Cada uno de nosotros debemos tener bien claro el papel que cada uno juega, Pablo con respecto a las facciones comunitarias de los corruptos les dice: “Solamente somos servidores, por medio de los cuales ustedes llegaron a la fe, y cada uno de nosotros hizo lo que el Señor le encomendó.” Tenía claridad en cual era su misión.

Quien se encuentra con Jesús no debe anhelar mandar, no debe anhelar puestos honoríficos, quien se encuentra con Jesús aceptando su misericordia y su amor buscará servir, como escuchamos que pasó a la suegra de Pedro y nunca se encasillará en lo mismo, siempre ha de anhelar más lugares dónde hacerlo.

Pidamos a Dios que grabe en nuestros corazones las palabras de San Pablo: “Así pues, nosotros somos colaboradores de Dios y ustedes son el campo de Dios, la casa que Dios edifica”. Aceptar que en las situaciones que Dios nos ha confiado, somos sus colaboradores; y las personas con las que convivimos son el campo de Dios donde él podrá edificar de acuerdo a cómo cumplamos con nuestra responsabilidad, los celos y la preocupación por la imagen personal son señal de búsqueda de protagonismo. Dios nos libre de esto.

(P. JLSS)

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