(2Re 22, 8-13; 23, 1-3 / Sal 119 / Mt 7, 15-20)
Reconocer la acción de Dios en nuestras vidas aumentará nuestra capacidad para tratar al otro con mayor misericordia, porque reconoceremos también la misericordia de Dios en nosotros. Por ello la invitación más fuerte que se nos hace en este día es a permanecer en el Señor y dejarle ser en nosotros para dar fruto abundante.
A mí me gusta mucho repetir que no se trata de que nosotros hagamos mucho, sino de dejar que Dios haga mucho en nosotros. Quien se olvida de Dios terminará poniendo su confianza en el tener en lugar de en Dios y su providencia. Pidamos junto al salmista:!“Guíame por la senda de tu ley, que es lo que quiero. Inclina mi corazón a tus preceptos, y no a la avaricia.”
En el Evangelio Jesús nos invita a no prestar tanta atención en los frutos ajenos sino en los nuestros, no debemos esforzarnos porque los otros reconozcan nuestros muchos/pocos frutos, debemos esforzarnos por reconocer la gracia de Dios y porque esta no quede infecunda en nuestras vidas.
¿Eres capaz de reconocer la acción de Dios en tu vida? ¿Tienes presente su palabra? ¿Te esfuerzas por cumplir su voluntad? Josías fue capaz de dejarse interpelar por la palabra de Dios y olvidándose de su «corona» reconoció quien es el que manda y a quien hay que obedecer. Que Dios nos conceda la gracia de anhelar dar frutos conforme a su cercanía y poder. Y no alejarle nunca por miedo.
(P. JLSS)
0 Comments