(Dn 3, 14-20. 49-50. 91-92. 95 / Dn 3 / Jn 8, 31-42)
Tras la celebración del día de ayer en la que conmemoramos a San José y el cumplimiento que hizo de la misión que Dios le había hecho, la palabra nos recuerda hoy que: “Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto…” ¿cómo está tu interés por perseverar?
Nosotros aspiramos a gozar de la gloria que Cristo nos ha conseguido, ese debe ser nuestro motor “Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderamente discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres”, debemos luchar por acrecentar nuestra esperanza, estando de lado del Señor nada nos puede vencer.
A quien debemos obediencia y de quien debemos de depender siempre es de Dios. Quien se olvida de la amistad que tiene con Dios en los momentos de miedo buscará hacer las pases con cualquier enemigo por más pequeño que sea, se rendirá frente a cualquier amenaza, porque su confianza estará puesta en lo efímero y contingente.
Abandonémonos a Dios, dejemos que el ejemplo de nuestro Señor nos impulse, si el ejemplo de Sedrak, Mesak y Abednegó pudo convertir a Nabucodonosor ¿por qué no permitimos que la obra del Señor también nos lleve también a nosotros a glorificar y bendecir a Dios?
(P. JLSS)
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