(Dt 4, 1. 5-9 / Sal 147 / Mt 5, 17-19)
“No vayas a olvidarte de estos hechos que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los días de tu vida; al contrario, transmíteselos a tus hijos y a los hijos de tus hijos…” con estas palabras se nos recuerda que la memoria es algo fundamental a la hora de perseverar en el camino del Señor.
Moisés recomienda al Pueblo recordar las proezas del Señor y no desanimarse ni dejar que su fe se contamine por estar distraídos. Al igual nosotros debemos esforzarnos por reconocer la necesidad que tenemos de Dios y de que éste actúe en nuestras vidas, no olvidemos que «sus palabras son espíritu y vida, sólo Él tiene palabras de vida eterna». ¿A qué voces le estás prestando mayor atención que a la de Dios?
“No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud”. Con estas palabras Jesús nos recuerda que no se puede justificar el pecado por ningún motivo, quienes creemos en él debemos vivir movidos por su amor no por el temor a fallar.
Por eso Padre Celestial, te pedimos que nos ayudes a valorar más tu acción en nuestras vidas, tu amor y tu gracia, para no dejarnos intimidar tan fácilmente y vivir firmes en la esperanza que nos da tu llamamiento, «porque no hemos recibido un Espíritu de esclavos, sino de hijos…» (Cf. Rm 8, 15)
(P. JLSS)
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